Enmendando la historia

-Supongo que el viajero del tiempo, y todo lo que llevaba con él, ha vuelto a su época-
-¿Estás seguro de que era un viajero del tiempo, Adolf?-
-¡¡Por favor August!! Has visto todo lo que ha ocurrido… ¿Se te ocurre alguna otra explicación?-
-La verdad es que no. Por increible que parezca, la única explicación lógica es que este hombre venía desde el año 2020 con la intención de matarte, para evitar así la creación del III Reich-
-Eso significa que yo seré el creador del III Reich… Si, el mismo lo dijo… “El lider del III Reich”-
-Si, y también habló de tu uniforme… Eso significa que serás un líder militar, porque los líderes políticos llevan traje-
-Cierto, y se definió a si mismo como el ángel vengador, el vengador de los judíos-
-Tiene sentido. Fundar un imperio implica guerras y eso implica ganarse enemigos. Parece que tus enemigos serán los judíos-
-Si, y también está claro que les venceré- su mirada brillo
-¿Si? ¿Por qué?-
-¿No lo entiendes? A ese hombre lo han enviado aquí para cambiar la historia, para impedir que funde el III Reich. ¿Y que motivo pueden tener para querer cambiar la historia? Simplemente, que perderán la guerra. Solo los perdedores pueden querer cambiar la historia, los vencedores no necesitan hacerlo- vociferó de forma visiblemente exaltada.
-Si, es correcto, tienes toda la razón-
-Así que ese es mi destino, voy a ser el Alejandro Magno del S.XX- Adolf estaba exaltado.
-Si, pero tendrás que tener mucho cuidado porque tus enemigos no se rendirán. Ya han enviado un viajero del tiempo para matarte, probablemente enviarán otros-
-¡¡Malditos judíos!! Si, de ahora en adelante tendré que estar permanentemente alerta, al menos hasta que consiga cumplir con mi destino. A partir de ahí, esos cobardes ya no se atreverán conmigo- Adolf estaba completamente fuera de si, además de su aspecto exaltado, sus ojos ardían con un brillo de furia.

August miró como Adolf cruzaba la puerta de su casa. Por un lado se alegraba al saber el glorioso destino que le esperaba a su amigo, pero por otro lado estaba preocupado. Había visto algo extraño en su mirada, algo que no le gustaba, algo maligno… ¿Acababa Adolf de enloquecer?


Comentarios

Enmendando la historia — 7 comentarios

  1. Pingback: Mis primeros pinitos como escritor » Teleobjetivo

  2. Spain Lo de sociópata no hace falta que lo jures, si la imaginación te desborda…utilízala para socializarte jajo-jajota… y escribes muy bien… espera.. BAZINGAAA!!!!

  3. Argentina Che muy bueno el cuento, como un aficionado a la ciencia ficción te confieso que me gustó bastante. Espero que escribas pronto otros como éste!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *